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Guido, un rosarino con fueye y futuro por delante

Guido, el rosarino de 15 años que toca el bandoneón y deslumbra a Santaolalla

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Guido Gavazza sostiene el bandoneón en su falda y mientras habla lo abraza como si fuera un amigo entrañable. Tiene 15 años y con el instrumento se conocen desde los 6. Este año, en el Festival Internacional de Orquestas Infanto Juveniles, realizado en mayo en Puerto Iguazú, junto a su compañero el pianista Manuel Martínez, tuvo la oportunidad de tocar junto al excelente músico y productor Gustavo Santaolalla, quien no sólo los felicitó, sino que les planteó la posibilidad de hacer algo en conjunto. Ni más ni menos, aunque los pibes tienen los pies sobre la tierra y prefieren que las cosas se den de modo natural.

«No sé por qué elegí el bandoneón. Se ve que me llamó mucho la atención lo raro que era y la forma en que sonaba. Y al principio no tenía en claro si quería tocar acordeón o bandoneón. Para decidirlo primero tuve que insistirle a mis papás durante un año. Me enviaron a la Escuela Municipal de Música a hacer Iniciación Musical con Marcela Oviedo Bustos, después fuimos a un profesor de acordeón y empezó a tocar canciones infantiles. No me gustó eso ni tampoco el sonido del instrumento. Terminamos yendo de Carlos Moyano, mi actual profesor. Tocó un tango, me gustó y ahí terminé de convencer a la familia. El desarmó el bandoneón para ver cómo funcionaba y así empezaron las clases», cuenta Guido en un alto de un ensayo.

Los acordes de Astor Piazzolla suenan por la casa de calle Rouillón. El autor de Adiós Nonino parece ser el norte del joven bandoneonista que no tiene en claro cómo llegó a admirar su música: «No sé si lo propuse yo o mi profesor me acercó algún tango de él. Le rescato la personalidad. Fue el que empezó a tocar parado, tocaba con las tripas. Y cómo lo hacía. De los tangueros clásicos no conozco muchos, tengo que escucharlos un poco más. Pero no es sólo tango, escucho a Jorge Drexler, Coldplay, Manu Chao, y un par de cosas más. Del folclore puede ser Falú», explica el adolescente que cursa el 2º año en la escuela Nigelia Soria y que se subió por primera vez a un escenario con un ensamble de la Escuela Municipal de Música, en el auditorio del colegio, y tocó Amelie. Después, hasta compartió escenario en el Monumento junto a Jairo y el Cholo Montironi.

Asegura que Piazzolla revolucionó el tango y que la clave estuvo en la innovación. «Cambió los antiguos patrones», expresa.

Iguazú en Concierto 2012: Guido Gavazza y Manuel Martínez (Argentina)

Enmarcado en la innovación está el tango electrónico de la agrupación Bajofondo, que lidera precisamente Santaolalla junto a músicos uruguayos. Fue el productor quien, tras escucharlos en abril pasado en el Centro del Conocimiento de la ciudad de Posadas, y posteriormente en el festival Iguazú en Concierto, felicitó a los chicos rosarinos por su trabajo y dejó abierta la posibilidad de hacer algo en conjunto. Guido recuerda entusiasmado aquel momento: «Le dimos un CD que habíamos grabado y mencionó el tema de Bajofondo para que toquemos juntos. Hace poco se contactó para que vayamos viendo el material y entrando en ese clima. No hay nada asegurado, pero está la posibilidad. Nos dijo que le gustaría hacer algo juntos».

Guido dice que a su bandoneón Doble A no lo cambia por nada. «Me lo dio un tío abuelo, está hecho acá. De estos ya no se consiguen más», asegura y como al pasar cuenta que también compuso un par de tangos. «Empecé a componer porque había una necesidad de contar cosas mías. Yo hacía melodías, las acompañaba y se las mostraba a mi profesor. Pero la primera vez que compuse posta se llamó Reencuentro. Se la dediqué a una señora que trabajaba en una verdulería. La historia es que me habían robado a mi perro, Pichuco. Esta señora lo encontró por internet, me lo contó y lo busqué. Ahí compuse el tema. Es sólo música. Además de ese escribí «Las teclas de mi camisa» y estoy terminando otro. No son muchos y por ahora no me interesa registrarlos. Es más, si lo roban mejor, significa que algo estoy haciendo bien», detalla.

Está convencido de que el bandoneón no le privó de vivir las cosas de un pibe de su edad, aunque tiene claro que le gustaría ir un poco más a jugar a la pelota o al club. «Pero en relación a lo que estoy ganando con el bandoneón me parece que perdí poco. Gané esto de hacer las cosas que me gustan, tocar, componer y que la gente me conozca», ensaya antes de darle el último cierre a su fuelle.

Felicitado por otro grande

“Un día estaba el bandoneonista y compositor Leopoldo Federico ensayando en un teatro para una actuación. Fuimos con mi papá, yo estaba aprendiendo a tocar Mi fueye querido, se acercó y le dijo que yo estaba practicando esa pieza. Le mostró la partitura y Federico pensó que era mi papá el que tocaba. El le aclaró que era yo el del bandoneón. Me escuchó tocar y le impresionó muy bien. Todos sus músicos firmaron la partitura. Cuando después pudimos subir a Youtube el video de ese tema posteó un comentario donde me pedía que lo llamara así me felicitaba”, detalla Guido otra anécdota de su carrera.

Publicado en Notas/Artículos/Biografías

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